Páginas

lunes, 22 de julio de 2013

¿Esposas o madres de nuestros maridos?


En menos de diez días tuve dos conversaciones que me pusieron a pensar: ¿habrá alguna epidemia silenciosa que está volviendo serialmente  a las esposas en madres de sus maridos? La primera de ellas transcurrió durante el encuentro con un amigo que se había ido de viaje por razones de trabajo ya que es el Gerente Regional de una empresa de Autopartes. Contándome cómo había marchado todo me dijo: “Negocié para la empresa dos contratos espectaculares que nos aseguran sustentabilidad por muchos meses, con lo que estoy más que satisfecho. Además, estuve en la playa, conocí gente interesante…. Lo único molesto fue la tonta de mi mujer se olvidó de ponerme los calzoncillos en la valija”.
Ni bien Pablo, mi amigo en cuestión, terminó de decirme eso me quedé de una pieza. Sólo alcancé a preguntarle: “¿Tu mujer te hace la valija y además decís que es tonta porque se olvidó de poner algo en ella?”. La discusión que sobrevino después, no viene al caso en este momento.
La segunda conversación la tuve en lo de una muy amiga que tiene dos hijas pequeñas y que se separó de su marido hace dos años. Sólo que ahora él volvió a vivir en la casa de ella (aunque en cuartos separados) porque como él mismo confiesa: “No soy bueno gestionando mi vida. No se cocinar, no se lavarme ni un calzoncillo y hasta que me organice, volví a vivir con mi ex mujer y los chicos”.
Aunque este no es un tema nuevo ( el de los hombres que se convierten en hijos de sus mujeres), me doy cuenta que en el último tiempo hay cada vez más síntomas de esta tendencia. Como yo lo veo es un síntoma grave de desorden familiar porque si el marido se convierte en un hijo más, su mujer pierde un marido y gana un hijo que no le hace falta, y los hijos de ambos pierden un padre y ganan un hermano que no necesitan.  Una pésima inversión para todos, incluido el varón, aunque este no se de cuenta. Como lo decía a Pablo, “es importante que los varones quieran vivir con sus mujeres porque las aman y no porque las necesitan para que les gestionen la vida”.

Quizás, la solución esté en lo que dice Lorena: “Ninguna mujer debería casarse con un hombre que no acredite tener al menos un año de vivir solo”. En lo personal, no podría estar más de acuerdo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario