Páginas

jueves, 30 de mayo de 2013

Usted primero por favor



Ayer fui al supermercado para comprar un litro de leche.  Sí, sólo eso. Obviamente es algo que trato de evitar por todos los medios. Meterme en ese mundo bullicioso y agotador no es lo que más disfruto, pero ayer no tenía alternativa, necesitaba la leche para terminar de cocinar lo que ya tenía en marcha. Las chicas vienen a cenar mañana y estaba jugada así es que me armé de paciencia y salí. 

Por suerte todo fluyó con rapidez y al llegar a la fila de pago, me encontré con una señora mayor que ni bien me miró, me dijo: “Qué pena, hacer toda esta cola por un sólo litro de leche”. Me reí  y le aseguré que no llevaba prisa, que no se preocupara. Sin embargo, cuando llegó su turno para ser atendida, me cedió su lugar. Me lo cedió con alegría y con calidez. Le agradecí el gesto, pagué y me fui pero me quedé pensando en ella hasta que me fui a dormir. Con qué poco podemos hacer la diferencia y qué poderoso es decir y que nos digan, de vez en cuando, “usted primero por favor”.